lunes, 1 de septiembre de 2008

Qué vergüenza



Saludos

Esta mañana de lunes parece predestinada a ser especial. En un momento he vislumbrado el abandono. Mi amigo Beckett abandonado. Tras años de paciente compañía, estudio, dedicación... Todo perdido por un abandono, un olvido.

He dicho no puede ser.
Y aquí estoy para subsanar el menosprecio infringido. También para acallar la vergüenza de tanto silencio.

Pero Tom Berenguer no es mi amigo. Mi amigo es también Beckett, pero un Beckett real, como Berenguer. A veces le llamo SB, otras Sam.

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